Decimotercér día de mirar y no hacer nada

Lo mejor es que me pagan por ello...

Bueno, para los que aún no lo sepan y no hayan tenido la perspicacia suficiente como para hilar fino con el título del blog, mi trabajo está relacionado con sistemas de elevación. Ascensores, escaleras mecánicas, plataformas, etc. Ahora mismo estoy trabajando en unas oficinas del centro de Madrid, instalando un nuevo ascensor para las mismas. El aparato en cuestión es un 4 personas, con una velocidad de subida de 1m/s. ¿Para qué estos datos?. Porque me gusta daros información y que no vayáis (totalmente) a ciegas. Y mayormente lo está instalando todo el oficial, puesto que yo estoy simplemente para ver y aprender. y por ahora lo que estoy aprendiendo y viendo es:

• El concepto horario es muy ambiguo. De la hora y media que tenemos para comer, utilizamos media, por lo que salimos una hora antes. Si encarta, a media mañana paramos para tomarnos un café, y los cigarros durante el trabajo son sagrados y no se puede trabajar fumando. Total, que la verdad es que nos escaqueamos mucho. Aunque debo decir que el trabajo sale adelante.
• La dirección de obra es tan incompetente en Madrid como en otros lugares. Saben de lo suyo, y no siempre con mucha seguridad. Hay que repetirles las cosas infinidad de veces y aún así suelen liarla parda, como dijo aquella.
• La gente de "oficinas" en el centro de Madrid es algo... ¿cómo lo diría?. Imbécil. Si, esa es la palabra. Les molesta el ruido, les molesta la suciedad y les molesta nuestra sola presencia. Eso si, todos los días preguntan que "¿cuando estará el ascensor?". Cuando me dejes trabajar, bonito. Ains, encorbatados.
• Se puede llevar diez años en la empresa y cometer un error de novato, como es instalar el motor al revés. En su defensa diré que los taladros para colocar el motor son simétricos, luego la confusión es posible. Posible, entendiendo que no hay que hacer nada raro para hacerlo. Ahora, instalar el motor al revés... Llevamos un manual de 150 páginas. ¡Tío, míralo!.

En fin, así transcurre mi día a día. Mirando como otro trabaja, subiendo y bajando escaleras para cuando se cae alguna herramienta al foso y olvidándome la comida en el piso y comiendo un sándwich de pollo (muy currado, eso si) y una Coca-Cola por 6'10€. El puñal es considerable.

A ver si terminamos, por Dios.