lunes, 24 de noviembre de 2014

Qué complicado es todo

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Como dije en la anterior entrada, hace un par de semanas tuvimos que viajar a una ciudad a unos 450km de nuestro lugar habitual de trabajo para realizar unos ensayos. ¿Cómo podría explicar la experiencia sin que nadie se me ofendiera?

Fue un desastre.

Al llegar, el personal de otro departamento no había realizado correctamente ninguna de las acciones que se les dejó encargadas desde mi departamento para que al llegar nosotros pudiéramos trabajar en condiciones: la unidad no estaba programada correctamente ni estaba equilibrada como debía estar y además no habían comprobado si se podía o no equilibrar. Para más inri, no habían facilitado el peso que se necesitaban para los ensayos -y que se les pidió...-, por lo que se tuvo que improvisar sobre la marcha -y ya sabemos qué pasa cuando eso sucede-. Y el colmo fue la "proactividad" y ganas de trabajar que tenía el personal que iba con nosotros. Aunque esto, lamentablemente, se veía venir desde el principio.

La empresa para la que trabajo, que se hace llamar la "más importante del sector", tiene un documento escrito para casi cualquier cosa que se le pueda a uno pasar por la cabeza. Menos para esto. Para la desidia o directamente el boicot de unos departamentos a otros no tiene nada estipulado. No hay un documento que diga "en caso de tratar con un zote que sólo quiere trastear con el móvil en vez de hacer el trabajo para el cual ha realizado el viaje, aplíquese el procedimiento B52, Latigazos adecuadores del comportamiento para casos de dejadez laboral". No existe, no. Pero debería existir algo parecido.

Cómo sería la situación que en lugar de estar dos días desplazados, tuvimos que alargar la estancia un día más. Y además, el segundo día, opté por prescindir del personal del otro departamento que había viajado con nosotros y permitir que volviera a su puesto de trabajo habitual, cargándonos mi compañero y yo su trabajo. Para lo único que había ido con nosotros y que en ningún momento aceptó a hacer como lo que era: su trabajo.

Aquí reconozco que yo me equivoqué, porque premié su actitud. Pero preferí esto a tener que escuchar cada 15 minutos una queja o un comentario del estilo "esto no sirve para nada".

Y ahora la situación es que la unidad no funciona correctamente y debemos molestar a compañeros de otras delegaciones a que vayan a hacer parte de nuestro trabajo porque encima, nuestro jefe considera un gasto elevado el volver a ir a la unidad las veces que hagan falta para ponerla en marcha. Pero dinero para irse de cenas si que hay...

Eso sí, ya hay algún que otro email circulando con copia hasta el bedel en el que se dice -y cito textualmente-: te recuerdo que la unidad está parada.

Pues yo te recuerdo que sólo tenías un trabajo: preparar la instalación para que dos ingenieros de I+D que se iban a desplazar 450km la pusieran en marcha. Y no lo hiciste. Apechuga.

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